Esa mirada persistía en mi recuerdo, en mis sueños. Reaparecía en el rostro de los extraños convirtiéndolos en familiares. Y aún con los ojos abiertos, lúcida, la intuía. Como cuando uno mira directamente al sol y su imagen perdura tras los parpados, mucho tiempo después de que este haya desaparecido tras el horizonte.
Sombras en la niebla